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Cultivar coles de Bruselas en maceta

Las coles de Bruselas , por su crecimiento vertical, son ideales para su cultivo en maceta. Es muy sencillo y nos dará grandes satisfacciones // Fuente http://www.guiadejardineria.com Comenzaremos eligiendo la maceta perfecta para cultivar nuestros ejemplares. Una maceta de 30-35 cm de diámetro y otros tantos de profundidad será ideal para cada planta. Si queremos plantar dos ejemplares juntos la maceta deberá medir al menos unos 45-50 cm de diámetro. Es preferible usar macetas de barro ya que drenan bien y permiten el paso del aire. Las coles necesitan temperaturas frescas para crecer correctamente. En zonas de clima fresco se pueden plantar en primavera, en cambio en zonas de clima templado es mejor plantarlas a finales de verano o principios de otoño. La siembra a partir de semillas se hace a 1,5 cm de profundidad y la temperatura del suelo debe estar entre 7 y 30ºC. Entre 5 y 20 días tardan las semillas en germinar. Cuando las plántulas tengan unos 10-15 cm de altura se
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6 consejos para hacer un buen compost

Hacer compostaje es una buena idea de reciclaje: reduce la cantidad de basura que llega a los vertederos y, con ello, su impacto ambiental. Además, se consigue un material que mejora las cosechas de, por ejemplo, un huerto urbano o el estado de los jardines. Cualquiera puede producir compost de calidad, si sigue los seis consejos que se proponen a continuación en este artículo // Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA

1. Saber para qué sirve el compost
El compostaje transforma la basura orgánica en un material, el compost, idóneo para utilizarlo en huertos y jardines, ya que mejora la calidad de los suelos, ayuda a recuperar los deteriorados e incluso a luchar contra la contaminación. Para ello se emplean los compostadores, en cuyo interior hay unos microorganismos que mediante un proceso de descomposición aeróbica (con oxígeno) transforman la basura en compost.

2. Conocer qué residuos pueden aprovecharse y cuáles no


Los microorganismos trabajan mejor con variedad de residuos orgánicos, así como una humedad y oxígeno adecuados. Hay dos tipos posibles de restos utilizables, los secos y los verdes o húmedos, que deben alternarse en diferentes capas. Los secos son podas, hojas secas, paja, césped marchito, ceniza de madera, cartón y papel no tratados, serrín, cáscaras de huevo machacadas, o pelo y cabello. Los verdes son restos de frutas, verduras y de jardín, césped, estiércol fresco de animales herbívoros, malezas verdes, posos de café e infusiones o restos de cosecha de huerta.

Los residuos que no deben emplearse para compostar son: excrementos de perro o gato (pueden introducir parásitos e infecciones), pañales desechables, restos del cenicero, papeles satinados, impresos con tinta de color, materiales plastificados o tratados de forma química, restos de comida cocinada, aceites y salsas (generan malos olores), medicamentos, ceniza de madera tratada o de carbón o productos lácteos.



3. Elegir el sistema de compostaje más adecuado
Hay varias formas de compostar. Si se tiene un huerto relativamente grande y al aire libre, se puede hacer en un montón, sobre el suelo sin pavimentar y, si es posible, con ligera pendiente para eliminar excesos de agua. Si no se dispone de mucho tamaño, se quiere proteger más, o no se quiere tener a la vista, lo mejor es un compostador, compostera o caja de compostaje.

Una opción es fabricarlo uno mismo con palés, y si no, conseguir un modelo de entre la amplia gama del mercado en cuanto a tamaños y formas. Es recomendable uno desmontable en todas sus partes para que sea más fácil utilizarlo, unido por varillas y abierto por la base. Además, deben tener agujeros o aberturas laterales para que circule el aire y una tapa.

Además de este tipo de compostaje, hay otro que usa lombrices, el vermicompostaje. Sus ventajas frente al otro es que genera un compost de más calidad, necesita menos dedicación y es más adecuado, si se generan pocos residuos o se coloca en zonas de interior. Ahora bien, para su funcionamiento necesita dichos animales, requiere más espacio y hay que separar las lombrices del material producido para su utilización.

4. Cómo conseguir que el compostaje funcione
Lo primero es ubicar bien el compostador en un lugar sombreado y de fácil acceso, tapado para protegerlo y siempre sobre tierra para que entren los microorganismos del suelo. Sobre su base hay que colocar una capa de entre 10 y 20 centímetros de paja o ramas. Cuanto más variados y troceados sean los restos que se usen, mejor funcionará el proceso de descomposición. La proporción óptima entre ambos tipos de residuos es el doble de verde que de seco.

Conviene añadir tierra o arena del huerto para ayudar a descomponerlos. También es muy importante ventilar la caja de compostaje para que el material no se putrefacte y voltearlo, es decir, removerlo de vez en cuando a partir del primer mes.



5. Aprovechar los diferentes tipos de compost
En función del grado de maduración, se pueden producir varios tipos de compost:

Compost fresco. Cuando los materiales están descompuestos de forma parcial (han estado de dos a tres meses en la compostera). Se puede aprovechar para cuidar los suelos frente a las heladas, evitar malezas o para plantas que necesitan mucho nitrógeno, como calabazas, patatas o tomates.
Compost maduro. Cuando la materia está descompuesta del todo (entre cinco y seis meses en la compostera) adquiere un color oscuro, con grumos y un olor agradable. Se puede emplear como acolchado o mezclado con la tierra para mejorar todo tipo de cultivos y plantas.
Purín de compost. Se obtiene cuando se sumerge compost maduro en agua (una proporción típica es entre 1-3 kilos por 10 litros) y se deja macerar entre siete y diez días removiéndolo de vez en cuando. Se usa cuando las plantas necesitan un aporte extra de nutrientes, como en primavera.
6. Utilizar el quinto contenedor urbano para compostar
Si no se quiere o puede utilizar un sistema de compostaje, se puede contribuir a aumentar su uso reciclando la basura orgánica de casa o del jardín en el quinto contenedor urbano. Cada vez más municipios de España lo emplean junto a los otro cuatro contenedores de residuos: verde (vidrio), azul (papel y cartón), amarillo (envases) y el de la fracción resto, o basura que no se recicla.

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